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Psicofármacos y Psiquiatría de Enlace: uso juicioso en pandemia por COVID-19

Dr. Daniel Testa
Psiquiatra
Hospital del trabajador ACHS

 

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En primer lugar, quería mencionar brevemente aspectos sobre el modo de aproximarse al paciente ya sea desde un punto de vista categorial (por ejemplo un síndrome depresivo, un síndrome psicótico, un síndrome confusional agudo o delirium), en contraste con una visión que da énfasis a los síntomas predominantes (por ejemplo, insomnio, ansiedad, agitación), que son dos puntos de vista que no resultan necesariamente antagónicos, y que por el contrario, pueden resultar complementarios a la hora de abordar al paciente en el contexto de psiquiatría de enlace...

Tomando en cuenta esto, es importante mencionar que habitualmente los psicofármacos se clasifican en cuatro distintos grupos, que son los sedantes/inductores del sueño (benzodiacepinas y drogas z), antidepresivos (antidepresivos tricíclicos; inhibidores selectivos de la recaptura de serotonina,; duales, y con mecanismos múltiples de acción, como mirtazapina, vortioxetina y trazodona, entre otros), estabilizadores del ánimo (anticonvulsivantes como la carbamazepina, acido valproico, lamotrigina, y no anticonvulsivantes como carbonato de litio), y antipsicóticos (típicos como haloperidol y clorpromazina que presentan un riesgo aumentado de producir síntomas extrapiramidales, y atípicos como quetiapina, risperidona, olanzapina, aripiprazol, que presentan menos riesgo de síntomas extrapiramidales y disquinesias tardías, pero más riesgo de presentar consecuencias metabólicas en el uso a largo plazo).

Es importante destacar que los distintos grupos de psicofármacos son utilizados en diversos síndromes y cuadros clínicos psiquiátricos y no psiquiátricos (por ejemplo, síndrome confusional agudo o delirium), y que además pueden ocuparse en un enfoque de síntomas blanco.

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Respecto al tratamiento voy a comenzar mostrando el manejo de síntomas y síndromes propuesto en las guías clínicas rápidas en COVID-19 elaboradas por NICE (National Institute for Health and Care Excellence) a comienzos de abril de este año.

Estas guías proponen para la evaluación y manejo de la ansiedad, delirium y agitación en primer lugar la búsqueda de causas reversibles que los provoquen. Explorando causas de preocupación y ansiedad del paciente, asegurando una comunicación y orientación efectiva (por ejemplo explicando al paciente donde está, quienes lo rodean, quien es uno y que rol tiene)...

asegurando una adecuada iluminación, y explicando a quienes presten cuidados la manera de cómo ayudar. Luego sugieren tratar causas reversibles de ansiedad y delirium, con o sin agitación (por ejemplo: hipoxia, retención urinaria, constipación), y por último el manejo farmacológico considerando uso de benzodiacepinas y otros fármacos para manejar la ansiedad o la agitación, como se aprecia en el siguiente cuadro.

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Otras recomendaciones que revisé sobre uso de psicofármacos en cuadros clínicos y síndromes son las que efectuaron las sociedades médicas españolas (entre ellas la sociedad española de psiquiatría, psicogeriatría, neurología, y medicina interna entre otras) sobre el uso de estos fármacos en adultos mayores con trastornos psicóticos y que requieren tratamiento por COVID-19. Sin embargo, ellos mismos mencionan que sus conclusiones pueden extrapolarse a poblaciones más jóvenes...

Se mencionan una serie de cuadros clínicos en donde los síntomas psicóticos son necesarios de tratar, como la esquizofrenia, las psicosis de aparición tardía, los trastornos del ánimo, las demencias y el delirium. Además, en las recomendaciones se analizan fármacos, no solamente antipsicóticos, que se utilizan para agitación psicomotora, irritabilidad, agresividad, insomnio y trastornos ansiosos graves.

Habitualmente se recomienda y exige empezar por un abordaje no farmacológico, preventivo, y de identificación de síndromes en pacientes mayores. Sin embargo, en la situación actual de alarma por el covid-19, aislamiento, imposibilidad de estimulación sensorial, incapacidad para establecer estrategias de comunicación, escasez de recursos humanos y de tiempo, quizás sea imposible realizarlo.

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En Chile, así como en todo el mundo, se están utilizando medicamentos experimentales sin una evidencia contundente de efectividad para el manejo del COVID-19. La sociedad chilena de infectología, de medicina intensiva y de enfermedades respiratorias publicó un apartado en donde especifican las recomendaciones farmacológicas para el manejo del SARS-CoV-2 (COVID-19).

En este se mencionan una serie de consideraciones sobre la posología, el perfil de seguridad, el tipo de monitorización requerida y el nivel de evidencia respecto al uso de distintos principios activos como lopinavir/ritonavir, cloroquina, hidroxicloroquina, tocilizumab, darunavir/cobicistat y azitromicina.

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En Chile, así como en todo el mundo, se están utilizando medicamentos experimentales sin una evidencia contundente de efectividad para el manejo del COVID-19. La sociedad chilena de infectología, de medicina intensiva y de enfermedades respiratorias publicó un apartado en donde especifican las recomendaciones farmacológicas para el manejo del SARS-CoV-2 (COVID-19).

En este se mencionan una serie de consideraciones sobre la posología, el perfil de seguridad, el tipo de monitorización requerida y el nivel de evidencia respecto al uso de distintos principios activos como lopinavir/ritonavir, cloroquina, hidroxicloroquina, tocilizumab, darunavir/cobicistat y azitromicina.

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Las guías y la práctica clínica habitual recomiendan haloperidol, risperidona y quetiapina para el manejo de síntomas psicóticos en pacientes adultos mayores, con cuadros neuropsiquiátricos.

Por otra parte, los protocolos de COVID-19 utilizan los medicamentos anteriormente mencionados; lopinavir/ritonavir, cloroquina/hidroxicloroquina, y en casos seleccionados, interferón, tocilizumab y remdesivir...

Respecto al uso de lopinavir/ritonavir, cloroquina/hidroxicloroquina hay que tener especial precaución por el probable aumento del intervalo QT que podría potenciarse aún más con el uso de algunos antipsicóticos

Es por esto que haloperidol, risperidona y quetiapina se encuentran contraindicados en el contexto de los tratamientos experimentales para el COVID-19. Tienen un alto riesgo de reacciones adversas mediadas por el incremento del intervalo QTc además de interacciones a nivel de citocromos con potenciales reacciones adversas graves

Con respecto a remdesivir; este presenta una interacción significativa con carbamazepina, oxcarbazepina, fenitoína y fenobarbital, fármacos que pueden disminuir el efecto de remdesivir

En el caso de tocilizumab no presenta gran problema con prácticamente ninguno de los psicofármacos de uso común, salvo con carbamazepina (ya que disminuye nivel y efecto de la carbamazepina vía CYP450), y midazolam pudiendo también disminuir su nivel. 

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Respecto a las recomendaciones estas se categorizan según distintos cuadros clínicos.
En el caso de personas mayores con trastorno psicótico estable (con tratamiento previo), aquellas sin síntomas psicóticos previos que desarrollan síntomas psicóticos durante la hospitalización, y los pacientes con demencia y síntomas psicóticos, y que requieran tratamiento con lopinavir/ritonavir, hidroxicloroquina o tocilizumab; se recomienda que:

Si existe ansiedad, insomnio, incluso agitación psicomotora, como primera elección se utilice gabapentina (con dosis de inicio de 100 a 300 mg) o pregabalina (con dosis de inicio de 25 mg). También puede utilizarse con reducción de dosis entre 50 y 75% mirtazapina (3,2515mg) o trazodona (25-50mg).

Si es imprescindible uso de benzodiacepinas, en pacientes con antecedente de dependencia o si se utiliza en el caso de insomnio, se recomienda el uso de lorazepam (con dosis de inicio de 0.5 a 1 mg), siempre que no exista insuficiencia respiratoria aguda grave (y con precaución para evitar una depresión respiratoria).

Si hay síntomas psicóticos claros, se recomienda el uso de aripiprazol (con dosis de 2-15 mg dia oral, que tiene un perfil más activante y es de uso diurno -las recomendaciones mencionan una presentación en solución oral para pacientes con disfagia que no se si existe en Chile-) u olanzapina (con un perfil sedante y de uso nocturno, y dosis de inicio 2.5mg hasta 7.5 mg en personas sin síntomas psicóticos previos).

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En el caso de depresión con síntomas psicóticos en personas mayores, que precisen tratamiento con lopinavir/ritonavir, hidroxicloroquina o tocilizumab, se recomienda con respecto a los:

Antidepresivos: cambiar la prescripción a duloxetina, vortioxetina, o sertralina temporalmente hasta la suspensión del tratamiento antirretrovira...

Antidepresivos: cambiar la prescripción a duloxetina, vortioxetina, o sertralina temporalmente hasta la suspensión del tratamiento antirretroviral.

Si existe insomnio o ansiedad, manejar con mirtazapina a dosis reducidas al 50% para evitar otro fármaco. O si ya la tomaban reducir dosis en un 50%.

Si están en tratamiento con venlafaxina/desvenlafaxina, reducir dosis al menos al 50% y vigilar efectos noradrenérgicos, serotoninérgicos y aparición de complicaciones cardiovasculares como HTA o taquiarrimias (FA).

Si precisan o están en tratamiento con estabilizadores del estado de ánimo: evaluar efecto arritmogénico del litio o valproato. Se recomienda reducir dosis de litio al menos al 50% y/o mantener dosis de valproico, además de cambio de la prescripción si el fármaco habitual está contraindicado.

Referencias:

-COVID-19 rapid guideline: managing symptoms (including at the end of the life) in the community. NICE guideline, 2 April 2020 https://www.nice.org.uk/guidance/ng163

-Manejo farmacológico de trastornos psicóticos en personas mayores con tratamiento de la infección por COVID19: interacciones y recomendaciones terapéuticas. Esteve Arríen, Ainhoa. Médico especialista en Geriatría. Sección de Geriatría. Hospital Universitario Infanta Leonor. Madrid. Luis Agüera Ortiz. Médico especialista en Psiquiatría. Hospital Universitario Doce de Octubre. Madrid. Sagrario Manzano Palomo. Médico especialista en Neurología. Servicio de Neurología. Hospital Universitario Infanta Leonor. Madrid.

-Consideraciones farmacológicas para el manejo del SARS-CoV-2 (COVID-19). Ruth Rosales, Claudio Gonzalez, Fernando Bernal. Sociedad Chilena de Infectología, Sociedad Chilena de Medicina Intensiva, Sociedad Chilena de Enfermedades Respiratorias.

-Psiquiatría de enlace y medicina psicosomática. Jorge Calderón y Matías Gonzalez. Editorial Mediterraneo, 2016